Es marzo, mañana
soleada y fresca. Subo al taxi que me llevará al hotel internacional
donde dará una conferencia una eminencia del área informática.
Por cierto, soy ingeniero y me dedico desde hace un par de décadas
al desarrollo de software.
El auto avanza por las calles de Buenos Aires y repaso la charla del día
anterior, en la empresa donde trabajo, con la misma persona que en minutos
escucharé disertar. Personaje de esos que llaman la atención,
aunque si tenemos presente su origen, se atenua el asombro. Camisa blanca,
pantalón de vestir, zapatillas New Balance, saco y una rayita roja
purpura pintada en la frente, desde el cabello negro hasta la cejas también
negras. Piel cobriza, ojos negros y una dicción inglesa un tanto confusa.
La charla en las oficinas de la empresa fue casi superficial, tratádose
de uno de los protagonistas de la explosión del fenómeno en
India del desarrollo de software y de la popularización del marco CMM
(Capability Maturity Model) en aquellos remotos lugares. En algunas respuestas
a las preguntas de los programadores parecía asomar alguno de los temas
de interés para aquel grupo de jóvenes, pero solo fueron algunos
resplandores de la tormenta que se esperaba.
Mi curiosidad e interés esperaban ser satisfechos en aquella conferencia
para la cual me vestí con traje y corbata, por la ocasión y
el lugar. Avanzo por las escaleras alfombradas, adornadas con flores, que
me deposita en una amplia antesala del salón preparado para el evento.
Reconozco algunas caras del ambiente que me recuerdan que la exposición
está dirigida a empresarios del ramo. Nos instalamos con mis colegas
en una de las mesas redondas con el desayuno servido; con las jarras de café
llega el invitado. La imagen que tuve el día de ayer se repite en el
escenario donde lo acompañan un par de ejecutivos, entre ellos el presidente
de mi empresa, quien ha realizado el esfuerzo de traer hasta estas tierras
al gurú tecnológico. Se realiza la presentación formal,
que me hace consciente de lo reconocido que es en el ambiente global nuestro
invitado. Y allí está, arranca hablando de la historia del polo
de desarrollo de Bangalore, haciendo referencia en todo momento a la posibilidad
cierta de que nosotros repitamos esa epopeya. La clave del logro está
en la integración Empresa, Gobierno y Universidad, repite una y otra
vez el expositor. La charla es una arenga de voluntarismo motivante, mezclado
con datos de la evolución en el tiempo de la producción de software
en India. Al terminar se realiza una ronda de preguntas, que por la importancia
del invitado deberían ser muchas más. Sin embargo la sección
se limita a un par de intervenciones de nuestros típicos empresarios
de alguna cámara del software, más preocupados en su propia
introducción a la pregunta que en la pregunta en sí misma. Así
termina un nuevo encuentro con el indio en Buenos Aires. A la tarde se reunirá
con el público en el Teatro San Martín y se repetirá
la charla y la sensación de haber ido a escuchar algo que no se dijo.
Unos días después .... camino de mañana a mi trabajo
y me dan vuelta en la cabeza las claves del desarrollo en India y la insistencia
de nuestro invitado al decir que Argentina tiene todo para repetirla. Recuerdo
los últimos 20 años de historia política en el Gobierno
y en la Universidad; y también la idiosincrasia de la consultoras administradoras
de la mayor parte de los desarrollos de software en la última década
y pienso ... será difícil, muy difícil si creemos que
tenemos todo al decir de nuestro visitante.
Guillermo Pantaleo,
marzo de 2004.