Debo contarles antes cómo llegamos a esta instancia después
de un largo año de trabajo. Una consultora local condujo el proceso
de definiciones de procesos y metodologías que gobernarían nuestra
fábrica. A cargo de la gerencia de calidad está una persona
con formación en informática pero que no proviene del área
de desarrollo y un factory manager con similares condiciones para su rol.
Hago esta aclaración porque siempre pensé que los responsables
de conducir grupos deben haber recorrido todos los roles del grupo a conducir.
En este caso, un ex programador. Mi razonamiento me recuerda alguna película
de Hollywood en la que un oficial egresado de la academia militar, con una
vasta carrera en los ambientes cercanos al comando, un día llega al
frente. Entonces, el viejo sargento le recuerda, que eso que pasa allí
se llama guerra, al ver que en el frente el oficial se convierte casi en un
estorbo. Sin embargo nuestros empresarios prefieren este tipo de oficiales
para conducir los procesos vitales de sus empresas. Debo también contarles
que formamos parte de la empresa un puñado de personas con criterio
y experiencia que dimos nuestra visión acerca de la certificación
a plazo fijo, y no fuímos escuchados. Debo decir que nuestra objeción
se fundamenta en la poca cantidad de proyectos realizados, lo que implica
una escaza madurez (Maturity). Propusimos trabajar en la forma definida hasta
lograr una mayor madurez y así poder encarar el proceso que ahora la
gerencia instaló en forma prematura en la organización.
A todo esto, quiero agregar mis dudas acerca de la posibilidad de éxito
de una fábrica de software. Parece ser que el software tiene que seguir
los mismos pasos que las otras industrias, es decir pasar de un estado artesanal
a una revolución industrial, para luego convertirse y evolucionar en
una era post industrial. Sin embargo y a pesar de los logros en tal sentido
obtenidos en lugares como la India, conservo mi opinión de que es posible
recorrer un camino distinto, que genere productos de igual calidad con grupos
reducidos y fuertemente integrados. Mas allá de las características
del desarrollo del software como actividad y de los involucrados en la misma,
tema que daría para escribir varios libros, deberíamos también
mirarnos en el espejo de la India y analizar las diferencias que nos separan
como personas, que seguramente no son pocas.
De todas formas participaré en este proceso acelerado y después
les cuento. Mientras tanto, en los ratos libres sigo leyendo a tipos como
Kent Beck, Martin Fowler, Robert Martin, Steve McDonnell y Alistair Cockborn,
todos ellos soldados que hicieron su carrera en las trincheras del frente
de batalla.
Guillermo
Pantaleo, abril de 2004.